No tuve el gusto de conocer a Otto René, pero me acompañó en los años de militancia. Mis primeros poemas resultaron ser un fusil de los suyos, aunque nunca lo acepté, pero mi intención no es hablar de mi, debo referirme al texto de Laura Ingalls, me cuesta creer que escribe mejor que yo, cosa difícil en estos días, pero vamos al texto. Es un relato muy vívido, casi se escucha el tableteo de las metralletas y el retumbar de los cañones, asi pienso que era por aquellos días, con los compañeros de la juventud revolucionaria asi imaginamos que fue; ahora en la embajada las cosas son distintas. El relato tiene un vaiven de emociones, pero se le siente cierto sabor a literatura de los setentas, la época que no me tocó vivir, pero no por ello dejamos de ser revolucionarios.
Marito Il Duque
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