viernes, 30 de enero de 2009

miércoles, 28 de enero de 2009

De la serie diálogos incongruentes VI

—¿Y si nos subimos a esa?

—¿Cómo, otra vez la misma?

—Yo digo que es distinta, pero me dejaste con la duda.

—Te digo que si vos, es la misma, además esto ya no me parece divertido, ya todo se ha vuelto rutinario.

—Ya te estás quejando de nuevo vos, no seás chillón hombre.

—No soy chillón vos, pero ya viste que todo está más difícil ahora.

—Ya vas, no vengás vos también a hablar de la crisis.

—Pero qué puedo hacer vos, si yo pensé que esto era sencillo, así fue al principio, pero ahora ya no saca uno nada vos.

—Bueno, pero el curso quizá nos sirva de algo vos, ya viste que ese Don dijo que uno siempre tiene que afilarse la sierra.

—La mera verdá creo que ese curso no nos va a servir de nada vos, como si una sierra fuera útil.

—No seas malagradecido vos hombre, ya te dije, hay que ver el lado bueno, el curso quizá no sirva, pero no negués que obtuvimos más de lo invertido.

—Eso si vos, entre laptops y celulares el negocio resultó; pero lo que no me gusta a mi es que cada día hay que invertir más tiempo vos; levantarse más temprano, ser más creativo; aunque la jornada se termina antes del anochecer, ya sabés que yo prefiero la noche, pero como la situación está tan jodida, entonces la gente ya no sale, mejor se encierra en sus casas.

—Ni modo vos, pero recordate cuando estábamos en el call center, ahí si nos explotaban.

—Eso me consuela vos, al menos en este trabajo tenemos más tiempo libre, y las ganancias se ven más o menos rápido, por eso hay que evitar la rutina, de uno depende vos, pero hay mucha competencia; pero mejor esperemos otra, porque esa es la misma de ayer vos, seguro que si.

—Vaya que tenés buen ojo vos, esperemos otra pues, aunque pensándolo bien, ¿qué te parece si mejor nos tomamos el día libre?

—No hombre vos, si tengo que comprar los útiles de los patojos.

—Es cierto vos, pero estaba pensando que lo de las camionetas ya está muy peligroso, cualquiera viene armado ahora, ya no es como antes.

—Vaya si no vos, ya viste que al Mario lo balearon el otro día, y el Jorge se escapó de ser linchado, pero se llevó un plomazo en el brazo.

—Si hombre vos, ya no se puede con la violencia, mejor dediquémonos a asaltar viejitos vos.

—No vos, yo para eso si no tengo corazón, con los viejitos no meto vos.

Elmar Ero

viernes, 23 de enero de 2009

martes, 20 de enero de 2009

Copy Bryce

Confieso que no lo inventé, no puede uno andar por la vida atribuyéndose autorías que no le corresponden, eso es algo muy feo; tampoco es algo nuevo, ni siquiera del siglo pasado, es un método viejo, reconocido por la gente y utilizado por los consagrados.

La historia siempre es la misma, yo, por ejemplo, hurgaba en el ático de la abuela Filomena y tuve la suerte de toparme con un fardo de páginas escritas a mano y a máquina. La tía Cecilia me dijo, con desgano: son los papeles de Julio, tu tío, ni siquiera sé qué tienen, pero pasó toda la vida escribiéndolos. Recordé que el tío era un hombre raro, trabajó como telegrafista y se recluyó a los cuarenta años para escribir la obra que nunca publicó.

Tomé el paquete, con la esperanza de que hubiera algo bueno, el tiempo demostró que no me equivoqué. Fue cuestión de limpiar un poco los textos y pasarlos a la computadora. Envié una novela a varios concursos, tuve suerte, porque gané un premio importante, el reconocimiento vino de inmediato.

Las notas del tío Julio sirvieron como base para una segunda novela, un rollo alucinante, era la exageración de la vida de un amigo de su infancia. Mi fama se consolidó, vinieron los viajes, las conferencias, los talleres, todo antes de haber cumplido treinta años.

Con la fama y los contratos por cumplir, porque las editoriales quieren que uno escriba y escriba, hay que ingeniárselas para conseguir el material, para eso los talleres de literatura son buena fuente; llegan personas solitarias, uno que otro diamante en bruto, muchos con autoestima baja; dan a leer sus originales, con toda confianza, algunos son verdaderos mamotretos, sin valor literario; pero buscando, con paciencia, en la soledad suele brotar el genio.

Tenía que hablarles con toda franqueza, pero con delicadeza, les decía que era imposible leer tales esperpentos, que mejor se dedicaran a otra cosa, que no perdieran su tiempo. Casi todos dejaban de escribir, de esa forma me quedé con buenos manuscritos que alimentaron mi obra. Claro que ellos llegaban a odiarme, por eso no leían mis libros; por otro lado, si demandaban ¿le creerían a una mujer histérica, en tratamiento para la depresión, o a un reconocido escritor?

De esa forma todo caminó bien durante muchos años; el problema sobrevino porque, llegado el momento, me comprometí a escribir más de lo que podía. Varios contratos de publicación, sumados al compromiso de escribir columnas periodísticas en distintos medios; sin embargo, a grandes males, grandes remedios.

Ahora tengo a mi servicio tres asistentes, buenos muchachos ellos, tienen talento, pero les he dicho que eso no es suficiente en el mercado editorial, prefieren recibir el dinero que yo les pago, texto escrito, texto pagado. Les llamo amigos, pero técnicamente son ghost writers o negros literarios.

Pero como la gente tarde o temprano se vuelve malagradecida, y se pelean con uno, entonces tengo que estar explorando otras posibilidades.

Afortunadamente surgen nuevas fuentes, hoy día existe una cantera inagotable en los blogs y los periódicos de barrio; por supuesto que es necesario tener buen ojo, tiempo, ser dedicado para la búsqueda. Jóvenes escritores llenan páginas de buena literatura y columnas de opinión que nadie lee, excepto sus cuates, su mamá o su novia. De ahí salieron varias columnas, que tomé prestadas, les hice una especie de homenaje, por aquellos que escriben en el anonimato.

Como les comenté, el método no es de mi invención, solo lo he ido perfeccionando, pueden ponerlo en práctica, sin pena, jamás los acusaría de plagiarios, solo tomen en cuenta que del dinero que se ganen tienen que ahorrar una buena parte, porque llegado el momento de perder un pleito hay que pagar la multa respectiva.

Wilfredo Brais Del Chinique

viernes, 16 de enero de 2009

Salmos pajeros II

IV
Sálvame

¿por qué tengo enemigos?

ellos me hacen la vida imposible


¿Seré yo el problema?


Acaso no es mi enemigo el que no da fiado

está mi alma conturbada


Escucha mi ruego

no dejes que me consuma

necesitas de gente como yo

no existirías sin tus adoradores


V
Contaré las maravillas

tu nombre cantaré

no te fijes en mi voz

has sido juez justo

creador del cielo y las estrellas

eres refugio del pobre

todos juntos te alabaremos

porque derribaste muros

destruiste ciudades

y permites que tu pueblo bombardee al vecino


VI
Heme aquí

reclamando con justicia


¿Por qué permitiste que se multiplicaran?


¿No era suficiente con las telenovelas?

los malos noticieros

los comentaristas que imitan el acento argentino

el monopolio de la TV


¿Hasta cuando esconderás tu rostro?


Alumbra mis ojos

no permitas que te vea primero en pantalla chica

Jonás Ungido

martes, 13 de enero de 2009

Salmos pajeros

I
Muéstrame señor la congregación de los justos

es algo que debo saber

llegaré

yo pecador

me sentaré en sus sillas

no volverán a usarlas

observarán tus mandamientos

será divertido

luego

verlos de pie


II
¡Oh! Cuanto se han multiplicado mis acreedores

A ti clamaré

para que

en mi aflicción

los hieras en la quijada

quebrantes sus dientes

sus teléfonos

que no sigan llamando


III
Sabed pues

que los diezmos

financiaron el Razor Ribbon

has guiado a tus ovejas

las ofrendas

alcanzaron para la alarma

la cuota de la seguridad


En paz me acostaré

asimismo dormiré

porque solo así puedo estar seguro

Jonás Ungido

martes, 6 de enero de 2009

Crónica pajera de año nuevo

Guatemala es un país de tradiciones, durante el fin de año se manifiestan varias de ellas: La quema del diablo, la visita al santuario de la Virgen de Guadalupe, las posadas, la navidad, el robo del niño Jesús, el día de los inocentes, el año nuevo, entre otras; pero como todo en la vida cambia, la gente cambia, las tradiciones cambian, o se actualizan, depende como quiera verse.

La víspera de año nuevo es tradicional celebrarla entre fiesta y fiesta, no son pocos los hoteles que ofrecen paquetes, todo incluido, para que la celebración sea inolvidable. Una de las que han cobrado auge, en los últimos años, es El festival de la calle del narco, en la ciudad colonial, es toda una experiencia visitarlo.

Desde lejos es posible apreciar la algarabía, pero en la medida que uno se acerca se abre la puerta a un mundo aparte.

Para este año, los encargados de dar la bienvenida eran unos tipos en zancos, de aquel grupo que se hace llamar Caja lugubre; tenían pintada la cara tipo comando, al estilo Rambo, saltaban de un lado a otro, sonriendo a todo mundo, también estaban listos para dar la voz de alerta, por si llegaba la policía; ya se sabe, ellos podrían ganarles el negocio.

En la entrada se podía ver un rótulo que decía: obligatorio portar arma, si no tiene puede pasar a la caseta y alquilar una.

La música de fondo era interpretada por el grupo de moda, los indiscutibles Tigres del monte, cuando llegué cantaban su narco-corrido emblemático: La banda del hummer rojo.

La primera atracción de la noche fue La quema del carro de diputados. Tradición iniciada en oriente, no en oriente medio; consiste en escoger un carro, todo mundo le dispara, luego le prenden fuego. También se forman equipos y se compite para ver quien lo hace más rápido, el premio es una estadía, todo pagado, en el área VIP del sector 12.

En el otro extremo de la calle los niños se divertían, todos corrían detrás de un tipo que portaba un chaleco antibalas; alrededor de ellos, todo mundo coreaba: Póngale la bala al pusher, póngale la bala al pusher.

Otro grupo de niños estaba entretenido, llevaban algún tiempo tratando de resolver El misterio de la matanza de Santa Cruz; pero los más emocionados eran aquellos que participaban en el juego: Encuentre la mercancía robada; se trataba de un juego en equipo, si llegaban a encontrar los cinco kilos que se habían escondido podían quedarse con ellos. Resultaba buen negocio, pues luego los podían vender entre sus compañeritos de escuela.

Segundos antes de la media noche toda la actividad se detuvo, la mayoría se quedó de pie, otros se pusieron de rodillas y el silencio se apoderó de la calle. Llegado el primer segundo del año nuevo volvió la algarabía, pues se dio paso al Ritual de los doce tiros al aire. Todos pidieron un deseo por cada tiro; fue gracioso ver gente cayendo al suelo, uno por aquí otro por allá, con sangre en la cabeza, eso le dio más vivacidad y realismo al evento.

Pasada la primera hora del nuevo año la actividad empezó a decaer, algunos siguieron dándose abrazos; no faltó el borracho que se quedó tirado en el piso, con la pistola a un lado y la billetera casi de fuera; pero lo bonito fue que se portaron bien honrados, porque en lugar de robarle lo ayudaron a llegar a su vehículo y cuidaron que no manejara en estado de ebriedad.

El festival de la calle del narco es algo que merece ser visto.

Manolito