jueves, 28 de agosto de 2008

Casi

Ahora que todo ha terminado y que, en definitiva, ella no tiene más posibilidades de ascender al poder, voy a hablar con libertad. Sigo sintiendo miedo, pero también siento el deseo de contar lo que sé; es difícil guardar secretos, más cuando involucran a personas poderosas; aunque quizá todo sea un secreto a voces.

Su plan era perfecto, aunque al final hubo cosas que no previó. Que su esposo se convirtiera en presidente fue algo que tomó sin mucho entusiasmo, sabía que eso la haría estar a la sombra de él; pero poco a poco se las ingenio para sobresalir, un par de escaramuzas por aquí, unas cuantas declaraciones por allá, y otras cositas por el estilo bastaron para que la prensa la empezara a llamar: el poder detrás del trono. Aquello no era suficiente, por eso fue que planificó todo, sabía de las debilidades de su marido y de sus deslices, pequeñeces que nunca le importaron; pero que le servirían para ascender en su carrera política.

Me contactó una mañana y sin muchos rodeos me lo propuso, fue algo impactante escucharla, pero me habló con tal firmeza que aquello sonó a una oferta que no pude rechazar. Esa historia todo mundo la conoce, la prensa se encargó de publicarla con detalle, y aunque el hombre se vio obligado a pedir perdón públicamente, las consecuencias calaron profundo en los votantes, pues el partido gobernante perdió las dos elecciones siguientes. El país no lo perdonó pero ella si, era parte del plan, de esa forma su figura se erigió sobre los restos de la de su marido.

Yo quise convertirme en su amiga, pero fue imposible, pues ella ganó en popularidad, luego fue electa senadora y después muchos empezaron a postularla para el mayor puesto de elección. Hasta ahí todo parecía que iba a salir perfecto, aun cuando el morenito surgió como su adversario. Si el apoyo popular no era suficiente, siempre quedaba utilizar el mismo recurso que la había ayudado antes. Nada que un maniquí de ébano no pudiera arreglar. Hizo varios intentos, pero no fue tan sencillo como la vez anterior; no estoy diciendo que yo fui más hábil, solo que ninguna de las chicas que envió, esta vez, hicieron caer en la trampa a su contrincante. Finalmente nada sucedió y cuando vino a darse cuenta había perdido.

Con resignación aceptó la derrota, no sin antes analizar que lo único que no había previsto, y que había subestimado, era la inmunidad demostrada por su oponente hacia las mujeres bonitas. Sin tan solo hubiera hecho caso a los rumores, se lamentó; claro que para sí misma pensaba que era imposible que un hombre pudiera haber logrado lo que tanta chica linda no pudo.

Viéndola por la TV, mostrando una cara de falsa felicidad, pienso que su acentuado feminismo no le permitió ver que no todos los hombres son tan machos como aparentan.

ML

lunes, 25 de agosto de 2008

Variaciones pajeras sobre un viejo tema - II

Poeta emo
Puedo escribir los versos más tristes esta noche, y mañana y pasado; pero ¿a quién le importa?

Poeta gótico
Puedo escribir los versos más negros esta noche, mientras me pinto las uñas.

Poeta masoquista
Oblígame a escribir los versos más tristes esta noche.

Poeta político
Prometo que escribiré los versos más tristes esta noche, lo tengo contemplado en mi plan de los cien días.

Poeta de festival
Puedo escribir los versos más tristes esta noche, y los leeré en voz alta en la velada cultural, (¡Aplausos!).

Poeta arrogante
Puedo escribir los versos más tristes esta noche, y lo haré mejor que cualquiera de ustedes.

Poeta snob
Puedo escribir los versos más tristes esta noche, pero los escribiré como si fuera Kavafis, Bukowski, Ezra o T.S. Elliot.

Poeta Geek
Puedo escribir los versos más tristes esta noche, en mi Iphone, y enviarlos por Twitter a mi Face book y al blog.

Beto Cabal

jueves, 21 de agosto de 2008

De la trilogía la viga en el ojo - III

Poemas de paja

1
Si tuviera vigas en mis ojos
podría no abrirlos
para dejar de ver la paja en los tuyos

2
Nada más cruel que colocarse objetos en la mirada
apenas puedo con los bifocales
y los lentes de contacto

3
Me estremece tu mirada de viga
que deja pajas en la mía

4
No es cuestión de nuestros ojos
se trata de miradas de viga
y vistas de paja

5
Con meta-pajas y envigamientos
se construye el horizonte en nuestros ojos

6
Las pajas no pertenecen a ningún otro órgano del cuerpo
así lo dicen los ojos

7
Estaba escrita la efimeridad en una paja de tus ojos
en tus partes más dóciles
y fui feliz
solo me quejo por lo inmediato

Pancho Pajares

lunes, 18 de agosto de 2008

De la trilogía la viga en el ojo - II

De la serie diálogos incongruentes II

—¿Es tierno verdad?, sobre todo cuando abre sus inmensos ojos.

—Si, tiene en su mirada un ¿no se qué?, se le dilatan las pupilas, ¿usted piensa que es normal?

—¿Qué?

—Que se le dilaten las pupilas, cualquiera pensaría que puede ser… por algo indebido.

—No, como va a creer que pueda ser por algo indebido.

—Alguna sustancia poco...

—¿Poco qué?

—Pues, poco bien vista.

—¿Bien vista por quién?

—Pues, por esa institución que controla sustancias.

—¿Qué tipo de sustancias?

—Pues, sustancias poco favorecidas.

—¿A qué tipo de sustancia poco favorecidas se refiere?

—Usted sabe.

—No, yo no sé nada, ¿en qué me quiere involucrar?

—No, yo no en nada, solo es un comentario.

—Pues a mí no me gustan sus comentarios.

—Solo estoy hablando de los ojos.

—¿Los ojos de quién? Yo no veo ningunos ojos, ¿Qué quiera que vea?

—Nada, nada, ya los cerró.

Pancho Pajares

jueves, 14 de agosto de 2008

De la trilogía la viga en el ojo - I

Además de haber visto todo lo que un ser humano tiene que ver, colocó cotas en los caminos, figuras polígonas en la tierra, concurrió a espectáculos bizarros, vio cuatro circos chinos, uno ruso y tres espectáculos sobre hielo. Presenció la llegada del hombre a la luna y le dio la mano al Papa. Además hizo tres viajes memorables: uno a la India, en donde pudo ver el Ganges tragándose los muertos. Otro a Inglaterra, para conocer el Teatro de los sueños y ver a su equipo, el Manchester, jugar un partido, que por cierto perdió, algo que no le gusto. Fue a Disneylandia, para tomarse una foto con Mickey Mouse, pecado mortal que le costó la mitad de sus amigos intelectuales, algo que nunca entendió, pues ellos solo iban a París; eso a él siempre le pareció una frivolidad, pensaba que la cultura hacía mucho tiempo que se había ausentado de las calles francesas.

Leyó lo que pudo y lo que le gustó, pero dejó varias decenas de libros en las primeras páginas, porque opinaba que los autores se plagiaban unos a otros y que la industria editorial le daba atole con el dedo a los lectores. Eso marcó el inicio de su súper-visión.

Se volvió adicto al cine, para encontrar los errores de montaje, y los anotaba en pequeñas libretas, y se tomaba la molestia de contar el numero de la secuencia, y la toma exacta, el encuadre, los actores, la descripción del escenario; incluso tomó clases de elaboración de guiones, para memorizar los diálogos de mejor forma, así poder dar su opinión doctoral.

No le bastó con el cine, su siguiente objetivo fue el universo, describió taxonomías de todo aquel ser viviente que lo rodeaba, los dibujó, fotografió, escaneó, los diseccionó hasta que su memoria se llenó de nombres científicos.

Hasta ese momento su vista había permanecido clara y objetiva, pero luego dirigió la mirada a los seres que lo rodeaban, quizo escuchar sus palabras, observar sus actos, su conducta, analizar sus ideas, y decidió cuestionarlos, fue ahí cuando le empezó a crecer una viga en los ojos, una enorme y monumental que a nadie le gustó, su vida nunca volvió a ser la misma.

Pancho Pajares

lunes, 11 de agosto de 2008

Charles

Recuerdo la única vez que T.S. perdió el control de sí mismo, fue cuando aquel hombre, Scofield creo que se llamaba, lo acusó de haberle bajado a la novia. La discusión llegó a tal grado que se fueron a las manos, ambos quedaron con los ojos morados, con las narices sangrantes y tirados en el suelo, producto de la gran taleguiada que se dieron. Vivien fue a limpiar las heridas de T.S. dando a entender de esa forma su decisión.

Yo le había advertido que esa mujer solo le iba a causar problemas, que mejor se casara con mi hermana, pues ella estaba profundamente enamorada de él; pero no me hizo caso; poco tiempo después se casó con Vivien y se fueron de luna de miel.

Durante esos meses dejé de verlo y aproveché para alejarme de la ciudad y viajé a Los Ángeles. Quise experimentar la vida común, conseguir un trabajo, ser un hombre normal, alejarme de las esferas intelectuales.

Lo primero que se me cruzó en el camino fue la oficina de correos, para mi buena suerte estaban buscando un cartero; solicité el puesto y en eso anduve durante un tiempo. Esa es una historia que solamente he contado una vez y fue a alguien que ni siquiera conocía. Resulta que una tarde, después de terminar la jornada, me dirigí a un bar, iba por la tercera cerveza cuando un tipo de unos veintitantos años se sentó en mi mesa, soy Charles, me dijo, mientras se sentaba y me contaba que quería ser escritor. Como no paraba de hablar, entonces, para hacer que se callara, decidí contarle las aventuras que estaba viviendo al ser repartidor de cartas. La conversación duró varias horas, resultó ser un borracho divertido, pero esa fue la primera y última vez que lo vi.

Mill Soles

jueves, 7 de agosto de 2008

Variaciones pajeras sobre un viejo tema

Poeta pajero
Puedo escribir los versos más tristes esta noche, pero no quiero.

Poeta fresa
Puedo escribir los versos más cool esta noche

Poeta posmoderno
Puedo escribir los versos más simples y a la vez complicados, como diré, aja, estrámbóticos quizá, también puedo no escribirlos, esta noche, o esperar a mañana, también podría hacer un performance.

Poeta maldito
Puedo escribir los versos más estremecedores esta noche, pero estoy borracho.

Poeta tímido
Puedo escribir los versos más tristes esta noche, pero no los mostraré.

Poeta dudoso
¿Será que puedo escribir los versos más tristes esta noche?

Poeta malo
Puedo escribir los versos más tristes esta noche, escribir por ejemplo, la noche está estrellada y tiritan azules a lo lejos los astros.

Beto Cabal

lunes, 4 de agosto de 2008

De la serie diálogos incongruentes I

—¿Se le antoja?

—No, gracias, es demasiado para mí, pero es bueno saber que hay alguien que me ofrezca algo tan agradable.

—No se preocupe por el ofrecimiento, es solo un poco de gratitud natural.

—¿Y por qué me las tiene que dar?

—Porque usted se merece eso y más.

—¿Cree usted que me lo merezca?

—Claro, todos nos merecemos lo que deseamos.

—No creo que sea así.

—Claro que es así, por eso le ofrezco lo que le estoy dando.

—No se lo puedo recibir.

—¿Por qué?

—Porque es demasiado.

—Pero es lo que le quiero dar.

—Si pero no lo quiero, me da pena.

—No la tenga, y tómelas sin vacilar.

—¿Y si usted se queda sin nada?

—No importa, ya conseguiré más.

—¿En dónde?

—En donde sea.

—Pero el tiempo está difícil ahora, para buscar.

—Que no le importe, tiempo es lo que más tengo, le importa si también le ofrezco un poco.

—No lo sé, también se le puede terminar.

—Le digo que no le importe, ya conseguiré más.

—Usted todo lo consigue ¿verdad?

—En la medida de mis posibilidades.

—¿Me puede, también, brindar alguna posibilidad?

—Claro, tómelas.

—¿Todas?

—Sí, todas.

—Gracias.

Poncho Pilatus

viernes, 1 de agosto de 2008

Entrevista pajera con Chepito King Lopezca

Los invitó a que se den una vuelta por mi blog personal, el Pepe Luis Cardamomo le hizo una tremenda entrevista al maestro Chepito King Lopezca.

http://johanbush.blogspot.com/