Ayer que regresé a la casa, poco antes de las diez de la noche, con ganas de ver unos minutos del partido Guatemala-México, estaba sentada en la sala doña Luz Vendez De La Hierba, esa doñita, ochentona, que anda buscando todavía vestigios de Sor Juana de Maldonado. Siempre me pregunta si de casualidad sé algo de ella, yo le respondo que ahora no he visitado le hemeroteca.
Su visita fue sorpresiva y me extrañó que no estuviera viendo el partido en la tele. Saludé a doña Luz, quien cada vez que viene me chulea todo lo que escribo. Anoche mientras le preparaba un cafecito me dijo: "Qué linda esa su librera, chiquitita pero se ve el excelente gusto, se lo digo porque yo he leído y usted se ve que tiene gran sensibilidad, que se refleja en cada una de las obras que forman parte de su breve, pero muy hermosa librera , lo felicito" . Después se tomó el café y volteó hacia la puerta del baño y me dijo: "El otro día me quedé con ganas de decirle lo hermoso y original que está ese su cuadro de cartuchos. Qué lindo su gusto por las cosas hechas en Guatemala. Se nota que usted aprecia nuestro arte primitivista, kitsch"; y no me acuerdo qué más me dijo la viejita, que ya estaba comenzando a cabecear.
Le entregué el ensayo que cada mes le hago acerca de su obra, le encanta porque agarro cada uno de sus poemas y le hago un mini ensayo, no muy grande, como de veinte líneas. Me cae bien la señora, pero por su culpa ya no pude ver el juego en la tele.
Se fue cuando empezaban a sonar los cohetes. Su chofer, un señor gordito, aquel don Carlitos que antes acudía a la casa del cuento y que es su enamorado eterno, la ayudó a subirse al carro.
Antes de irse me dijo que tomara miel blanca con leche y hierba buena para la tos o una botella de vino. Prometí hacerle caso con lo de la miel.
Mill Soles
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2 comentarios:
Que buen consejo (el del vino) y que buena visita, saludos.
Creo que no se graban los comentarios
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