miércoles, 9 de enero de 2008

Fausta

Siempre que se miraba al espejo la abuelita se acercaba por detrás y le decía "no seas cuzca patoja, se te puede aparecer el diablo".
Entonces ella se secaba el pelo, con una toalla floreada, y maldecía la ventana que únicamente le enseñaba un patiecito lleno de polvo y las flores mal cuidadas del vecino, ellos ya no tenían patio, lo habían convertido en un cuarto para su hermano pequeño.
La amenaza se cumplió cuando llegó a los 20. El diablo que se le apareció traía un portafolios negro, de cuero de cocodrilo y era realmente feo. Mientras se miraba en el espejo de un elevador, lo pudo ver, atrás de ella, espiándole las nalgas y midiéndola con la mirada. Le repugnó el pelo envaselinado, la cara de chivo, la barbita tiesa y el bigote sucio, del que prendía un trocito de huevo, de seguro un recuerdo del desayuno; pero lo más desagradable era el traje de seda brillante y los zapatos puntudos, de charol, que llevaba puestos.
"Estás rebuena" le dijo. Ella se avergonzó un montón, pero no dijo nada, terminó de peinarse y al momento de bajar, del elevador, un brazo la detuvo, al voltear alcanzó a ver la muñeca decorada por un Rolex de oro y la sonrisa, con dientes falsos, que le ofrecía una tarjeta de presentación; la recibió y se perdió en el edificio, alucinada.
No pasó mucho tiempo antes de que lo llamara, necesitaba trabajo, dinero y salir de ese lugar espantoso. Se vieron en un lugar discreto, inmediatamente él ofreció cambiarle la vida, luego preguntó, aunque ya sabía la respuesta: "¿qué me das a cambio?" Ella respondió: “lo que pida”, pero quiero ser alguien importante “¿qué le parece ser diputada?”. "Lo podemos arreglar" dijo y procedió a realizar el cobro.
Quince años más tarde el demonio está muerto (o parece), ella tiene una curul y otras cosas, la juventud ha comenzado a irse, en el elevador encuentra a un jovencito que se mira al espejo, se sonríe y observa como le queda el saco. Le detiene el paso al salir y le pone una tarjeta en la mano, "estás muy bueno, llámame".

Rox Ana Bella

2 comentarios:

lau - dijo...

seguir la lìnea hasta el final es su objetivo -

[ vertiginosamisantropia.blogspot.com ]



lau-

Johan Bush Walls dijo...

gracias Lau, me encantó la ilustración de esa frase, en especial por el sentido de angustia de pasar por el alambre espigado...
pero todos tomamos nuestros riesgos.
vuelvete por aquí cuando quieras.