Cuando la Juana se enteró de que el Alcalde y la doña Paty iban a estar toda la noche en el palacio de la loba, viera como se emocionó.
Comenzando con que ahora que dizque está sola se le mira sólo vestida de negro y con unas mechas desarregladas . Pero dijo que, ya que no hay quien por ella, pues que iba a echarse su tamal con el alcalde (como que la hubieran invitado personalmente).
Pues si, se acuerda que cuando regresó en enero, de porai , donde vive su hijo, venía toda descompuesta y no era para menos, viera usted, en la foto que yo le hallé en la basura estaba el hijo de la Juana, vestido de blanco, como niño de primera comunión, agarradito de la mano de un canche alto, vestido de negro y en la otra mano un ramo de flores blancas, ¡igualito que si fuera una novia de pueblo!. Yo casi que me desmayo cuando la vi, imagínese ella que la invitaron precisamente para que viera esa cosa, porque casamiento no se le puede decir y encima ese patojo ni siquiera ha dejado semilla.
Pues como le contaba, la Juana estaba tan triste que entre todas la enllantamos para que se arreglara bonita, se puso el vestido celeste que le compro su hijo, uno bien largo y que tiene un abrigo que le combina, como porai hace mucho frío, pues cabalito para pasar la media noche en la muni. Esta mera flaca la Juana, la Irma la maquilló y la peinó, hasta bonita se miraba.
La canche de la esquina ya agarró costumbre de ir todos los años, ella dice que se ahorra el tamal, que hay buena música y le dan regalos a los chirices, unos juguetes meros baratos, pero los ishtos igual los deshacen en dos monazos.
Pues la canche la vio y me lo contó. Dice que primero se echaron unos tragos, que hay unos señores bien divertidos que le pasan preguntando a uno si quiere un su piquetito en el vaso de ponche y la Juana se echo un par antes que comenzara la música.
Cuando el alcalde sacó a bailar a la doña Paty la Juana ya estaba bien entonada, dice la canche que la sacaron a bailar y que se deslizaba por la pista con uno y otro, bien elegante como es ella y suavecito baila la marimba; la canche vio que de repente ya no cambió de pareja y que al ratito comenzó a sentir pena, porque la Juana, a su edad y con sus canas, estaba detallándose en medio de la pista. Claro que la canche ni se metió, “vaya que los patojos ya se habían quedado dormidos, porque que feo se miraba eso”, me dijo.
Pues no se la hago larga. En la mañana eran unos gritos allá en la casa de la Juana y no me va a creer sale corriendo ¡una mujerona¡, le juro que era más joven que la Juana, bien bonita, con unos pechos grandotes y salió corriendo en brassier y pantalón, luego la Juana le aventó la camisa y la chaqueta que parecían de marero.
Y no ha querido salir de su casa, yo le mandé al Amilcar para que viera si no quería que le comprara algo, porque ya me afligí, quien sabe, tal vez en su bolencia no se dio cuenta, pero quien quita y esa babosada sea hereditaria.
Guadalupe Reyes
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4 comentarios:
híjole, otra vez me pasó, soy el visitante 2000, recuerdo lo que decían de cuando llegara el efecto del año dos m il o algo así, decían que algo malo pasaría, pero en estos cuentos pajeros, lo peor que puede pasar es que una paja se vuelva realidad eso sería de locura. Saludos a toda la gente pajera del cyberspace. Un abrazo de año nuevo. Gracias por el cuento del visitante mil. Aún sigo sin trabajo, en la última maquila tuve una bronca por una chava y casi me navajean, pero creo que llego al 2008, sin problema.
Anónimo: que pajero resultaste, pienso que te quedaste escondido todo este tiempo, esperando que el contador llegará a 1999 y zaz pinchaste en el momento justo.
es lindo burlarse de uno mismo. se ríe uno bastante. feliz navidad.
Julio: Totalmente de acuerdo, mejor burlarse uno, antes de que otros lo hagan. Cuando lo hago me doy mucha risa.
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