Cuando conocí a Jorge no le decían el marrano, aunque ahora en su dorado exilio tampoco se lo dicen, ese sobrenombre sólo lo utilizan los periódicos del país.
Me sorprendí pensando en él, porque aquellos fueron buenos tiempos, claro que ser presidente es otra cosa, aunque los de ahora huevean más pisto, yo apenas hice uno que otro negocio, por eso sigo necio con querer ser diputado, da igual ahora ya ni me eligieron.
El otro Jorge era bonachón, pero pendejo, siempre pensó que sería presidente porque el tal Pepe Siekaviza le dijo que ganaría las elecciones alguien llamado Jorge. Por eso no quise aceptar cuando me propuso que hiciéramos chanchuy en un debate. Su idea era que nos sentáramos a discutir y que yo dejara que se viera mejor al momento de dar las respuestas, pero quién se iba a creer esa payasada, cómo me iba a superar con esa cara y hablado de baboso que tenía.
No fue difícil darle paja y en cuanto pude le planteé la idea al Serrano o marrano como quieran. Claro que él no tenía mucho pisto que ofrecer, pero entre las colectas de la iglesia y otros donantes logró conseguir mucho más de lo que me ofrecía el iguanón, entonces nos decidimos a montar el show.
A estas alturas no hace falta recordar el resultado, el asunto me viene a la mente porque ese cochinón vive como un rey en Panamá, mientras yo estoy aquí tronándome los dedos, ya mero que lo llamo y le pido algo de pisto.
Vini Ser Eso
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario