miércoles, 21 de noviembre de 2007

Nos vamos al mundial

El plan no podía fallar, la oportunidad era única, no importaba esperar veinte años por los resultados, si el sueño de ver a Guatemala en un mundial de fútbol se haría realidad.

El gobierno y la compañía que lo trajo al país se disputaron el patrocinio, pero un decreto legislativo, emitido de urgencia nacional, bastó para que el Estado tuviera la obligación de financiar el proyecto y por lo mismo llevarse el mérito, cuando todo se hubiere concretado.

El presidente se las ingenió para aparecer como el propulsor de la idea. Aunque todo aquello debía ser manejado como ultra secreto. Las circunstancias jugaron a favor, pues el famoso futbolista, además de venir a la presentación de una marca de cerveza, decidió pasar dos días de vacaciones en estas tierras.

Convencer a Ronaldo de participar fue fácil. Sobre todo cuando se le explicó lo que se pretendía: “Usted sólo tendrá que embarazar a un mínimo de treinta mujeres guatemaltecas y recibirá cien mil dólares por cada una, todo será manejado con absoluta confidencialidad, su nombre jamás será mencionado, ni las circunstancias en las cuales se realizó este trato, los términos y condiciones están en este documento”.

Dejando ver su característica sonrisa, estampó la firma en los papeles y terminado el compromiso publicitario se puso manos a la obra. No sorpredió la cantidad de mujeres dispuestas a tener sexo furtivo con “El fenómeno”.

Los eventos aquí narrados sucedieron en el año 2003, en aquel entonces circularon algunos rumores al respecto, pero todos fueron tomados a manera de chiste, lo recuerdo ahora porque me sorprendió ver en el Museo del Niño, -el fin de semana fui con mi hijo-, a un grupo de patojos guiados por dos maestras y varias niñeras, llamó mi atención que todos eran de pelo rizado, mulatos y con grandes dientes frontales.

Diego Iespien

3 comentarios:

Anónimo dijo...

que bueno, ojala fuera cierto, así algun dia, guate sí iría al mundial

Johan Bush Walls dijo...

Imaginate que fuera cierto, otra opción viable es enviar a unos cien niños, recien nacidos, para que crezcan y sean educados en las favelas de Brasil, quizá aprenderían a jugar fútbol.

Anónimo dijo...

NI asi iriamos al mundial jaja