Pensaba que encontrar un cuerpo con mensajes cifrados sólo pasaba una vez en la vida; creo que menosprecié a la vida, heme aquí frente a un cuerpo doblado de tal manera que simula la forma del número dos.
Al lado del cadáver había una muchacha delicadísima, su cuerpo se veía tan frágil que parecía un sueño; de nuevo la fortuna me sonreía, como ya era costumbre. He aprendido que las tiernas doncellas, cuyos padres y abuelos han sido asesinados por sectas demoníacas, que se creían extintas o perdidas, suelen ser emocionalmente frágiles y una vez resuelto el misterio quedan listas para un buen revolcón.
Al ver el cuerpo surgieron muchas dudas; podía decirse que se encontraba en posición de oración, con las rodillas dobladas, aunque la espalda se arqueaba de forma grotesca, demasiado; supuse que le habían quebrado las vértebras, yacía sobre un costado, tenía la cabeza metida hacia abajo; un dos perfecto, las nalgas tocaban los tobillos.
El detective asignado movía la cabeza, incrédulo: señor Tipo-largo, dijo, castellanizando mi hermoso apellido inglés, me parece que esto es un número más en la larga lista de fechorías que este grupo ha cometido. ¿Acaso el detective sabía quienes eran? Pintado en la pared se veía un enorme: Hechizatti, y una flecha que señalaba al cadáver. Una carta encontrada sobre el cuerpo decía: si ¿y qué?, fuimos los Hechizatti y volveremos.
La mujer sollozaba violentamente, mientras el detective repetía: "Como puede ver un grupo de fanáticos se hace responsable, no hay más que hacer aquí; señor Tipo-largo, no se necesitan sus servicios. Giré la cabeza para ver a la bella llorosa, al tiempo que dije: disculpe señor detective, pero creo que se equivoca, para mí el trabajito tiene la marca indeleble de la brutal mara salva-ranas; el paliacate dejado en la escena del crimen pregona que fueron ellos.
Me dispuse a explicarle al detective: La mara salva-ranas es una sociedad secreta, fundada en los albores de la civilización maya, sus vestigios pueden verse en cientos de formas antropomórficas de ranas dejadas en los altares, con el tiempo se extendieron a otras culturas, muchas de las mal llamadas cabezas olmecas son en realidad ranas.
El detective se acerco y me dijo: yo solo conozco a los salvatruchas usté. No tenía tiempo que perder, todo indicaba que la vida de la bellísima doncella corría peligro, el paliacate era símbolo usual de los salva-ranas, una mara peligrosa que sacrificaba doncellas a los dioses mayas en un cenote, cerca de Yucatán.
La doncella accedió a acompañarme en mi búsqueda de los salva-ranas. La primera parada, en la terminal de buses, me permitiría ver con mis propios ojos a los comedores de revolcado, extraños seres que ingerían una dieta compuesta de vísceras y rostros de cerdo, revolcados en una salsa condimentada. Estábamos tomando una cerveza, cuando en un abrir y cerrar de ojos la bella inocente fue raptada.
Sabía que estaba cerca de los salva-ranas, era cuestión de seguir el reguero de pistas que dejaron. Las investigaciones me llevaron al kilómetro uno; ahí mismo, en el suelo, encontré el símbolo que necesitaba para ubicar al criminal que habría de llevar a la doncella a Yucatán, no sin antes hacerla recorrer los sitios de peregrinaje que los salva-ranas habían destinado en la ciudad.
Al filo de la media noche me balanceaba, como Cuasimodo, en el techo del centro cultural, desde ahí pude ver el estanque del teatro, de inmediato alcance a ver que una rana sonreía en el fondo. Ese era un antiguo lugar al que los albañiles que aspiraban a ingresar a la mara salva-ranas llevaban doncellas, el estanque era la representación del cenote sagrado.
Ahí estaba ella, hermosa, iluminada por la luna, la arropé y entre sollozos me dijo: no me llevaron al cenote sagrado, aquí me dejaron abandonada, descubrieron que no era virgen.
Los salva-ranas habían desaparecido. Decidí que no me importaba la virginidad de la doncella, nos escondimos entre los pasillos del teatro; ella agradeció, con toda su humedad, que la hubiera rescatado.
Al día siguiente, al abrir el correo electrónico, un anuncio de Google llamó mi atención: salva a las ranas, salva al mundo, tú eres el próximo. Supuse que volvería a encontrármelos.
Danilo Brownie
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8 comentarios:
Johan, no sé qué decir, jajaja. Aunque al principio me desubiqué, y a mediados de la lectura ya empezaba a gesticular una sonrisa... fue inevitable soltar la carcajada final.
Apapachos
Master Johan: Está buena la parodia, mucho mejor que el original, vi la película hace poco y de verdad es caricaturesca, de hecho voy a publicar una reseña en mi blog.
Saludos
hola tu blog esta muy bueno te felicito
te mando un gran saludo desde medio oriente israel
http://elbohemiodelanoche.blogspot.com/
Nancy: Que bien que hayas sido persistente, esa carcajada fue tu premio.
Fernando: ¿De qué habla maestro?, ah, de la película, esa no la he visto, pero en cuanto esté disponible en la sexta me la compro.
Sombra: Mire pue, si que anda lejos, que bien que dejó su dirección, por allá lo visito en cualquier momento.
Salú pue.
De que era el brownie que se comió Danilo usté?
Muy bueno Johan salud!!!
Kontra: Era un brownie de papel maestro.
Salú pue.
Pues vi la peli el lunes y, la verdad, me divertí mucho más con este texto. Claro que faltó la antimateria, que siempre es muy complicada en cualquier historia.
Muy bien.
Carolina: Uh, la antimateria, no puede ser, ¿qué habrán hecho los salva-ranas con la antimatería?, será tema de otro episodio. Gracias por leer maestra.
Salú pue.
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