miércoles, 1 de abril de 2009

No hay nadie en la casa

No hay nadie en la casa, paso diciendo una vieja a un joven que tocaba con insistencia una puerta grande de madera; gracias, asintió el joven, sin moverse, y volvió a tocar. La vieja regresó y le dijo: No me cree ¿verdad? El muchacho no hizo caso y siguió tocando, ella lanzó un suspiro, lo tomó de la mano, lo jaló varias veces, mientras decía: Venga a ver. Lo llevó a la vuelta, hizo que se asomara por una ventana que tenía un vidrio roto. Vea, le indicó. La casa estaba totalmente vacía, no había muebles, solo un montón de periódicos tirados en el piso.

Dejaron la casa hace más de dos semanas, después de vivir durante treinta años acá; de un día para otro, puff, se hicieron humo. La gente empezó a hablar, unos dijeron que habían sido victimas de extorsión; pero en esta zona eso es difícil, la gente controla a los mañosos y lueguito, lueguito se los truenan; otros decían que andaban metidos en el narco, otros que por la crisis perdieron todo su dinero; pero nada que ver, yo los conocí muy bien y sé que tienen suficiente propiedades, ganado y cultivos, para que unos centavitos en el banco les hicieran mella; unos más lo atribuyeron a causas políticas, celos, amoríos, hechicerías, hasta de secuestro extra-terrestre se habló.

La vieja hizo una pausa larga, el joven asentía con la cabeza, esperando que le dijera cuál era la razón por la que las personas no estaban. La anciana se percató de que le estaba contando todo a un perfecto desconocido. Bueno y usted, ¿a qué viene pues? Él respondió: En el periódico salió un anuncio, dice que necesitan un contador. Ella tomó el diario y dijo: ¡Ay! mire jovencito, usted es el tercero que viene en esta semana, a todos les he explicado lo mismo, los dueños de la casa acostumbraban a contratar gente todos los meses, pagaban los anuncios por adelantado, pero la verdad es que no hay nadie que lo atienda.

El muchacho, rascándose la cabeza, haciendo mueca de desencanto, pregunto: ¿Está segura, hoy es lunes verdad, y usted dijo... Ella lo interrumpió, ponían el anuncio los viernes y lunes, vea el próximo viernes, se dará cuenta de que sale el mismito, aunque varía el tipo de personal que piden, desde una sirvienta hasta un ingeniero. Bueno, quizá, contestó él, pero no entiendo porqué dejar pagado por adelantado los anuncios. Ella replicó, mire patojo, ellos planificaban todo, nada se les escapaba, tenían todo al centavo, no cometían errores... Ahora fue él quien interrumpió: Entonces, ¿cómo es que se fueron solo así, qué les pasó, si todo lo tenían previsto? La vieja levantó la vista y lo miró con desconfianza. ¿Por qué desea saberlo, para qué le va a servir la información?, luego frunció el ceño, cruzó los brazos y siguió: Su curiosidad es perniciosa jovencito. Al terminar la frase se pasó al otro lado de la calle, quitó llave en una puerta, entró y a los pocos segundos asomó por una ventanita, para cerciorarse que el hombre se retirara.

El joven volvió a tocar la puerta, varias veces, al rato pasó un tipo maduro, de bigote, se detuvo y le dijo: En esa casa no hay gente desde hace más de cinco años, yo lo sé porque les ayudé a cargar sus cosas, lo que pasa es que no les alcanzaba para pagar la renta, se quedaron sin dinero. El asombro se dibujó en su cara y preguntó: ¿Cómo? El hombre se acomodó el cincho, aclaró la garganta y le dijo: Mire pues, le voy a contar la historia...

Poncho Pilatus

20 comentarios:

Nancy dijo...

Bravo, muy bueno Johan. Me hiciste recordar la serie "La dimensión desconocida", qué bonito relato.

Anónimo dijo...

Me ha fascinado tu relato hoy.
En esa casa no existe nadie casi seguro, pero son los habitantes del pueblo los que ponen el anuncio para abordar a los visitantes y contarles una historia particular.
Todos vuelcan sus vidas propias en las historias que cuentan a los incautos visitantes.
Muy bueno!

Aaron Lechuga dijo...

calida, calida, tu historia es calida, jajajaja

Esteban Dublín dijo...

Johan, este cuento me ha encantado. Parsimonia lo resume muy bien. El asunto con la soledad es complicado. Guardando las proporciones, evoco a la Comala de Rulfo.

De verdad, Johan, tal vez ha sido tu cuento pajero que más me ha gustado.

Ángela Cuartas dijo...

A mí, más que por el contenido, me gustó porque las palabras me fueron llevando de a poquitos, suavemente, y como sin sentirlo a un final buenísimo. Creo que cálido es una buena palabra.

Maritoñi dijo...

Me ha encantado. Sobretodo el final.

Besos con azúcar glasé.

Johan Bush Walls dijo...

Nancy: Ante esas palabras solo puedo decir: gracias, gracias.

Parsimonia: Muy buena lectura que has hecho del relato, me gusta tu interpretación.

Seth: Que bien que te haya gustado. Por cierto, ¿por qué no ponés el link de tu blog?

Esteban: Me alegra que te haya gustado, espero que el siguiente, o el siguiente, o el próximo, sea el cuento que te guste más.

Ángela: A veces, se logra que las palabras nos lleven, cuando eso sucede se siente bien, tanto el que escribió como el lector.

Maritoñi: Suenan dulces los besos, bienvenidos sean.

Salú, a todos, pue.

X dijo...

Me ha gustado mucho, me ha dado lo que por aquí decimos mal rollo...

Nancy dijo...

Es cierto, es uno de tus mejores cuentos... pero todavía no he encontrado el que le gane al de la abuelita... (y dale con lo mismo, jajaja)

Anónimo dijo...

Nosotros en el lugar del muchacho, como quien no quiere la cosa, hubiésemos apuntado todas las historias que los vecinos u ocasionales transeúntes contaran, para luego volcarlas en un libro de cuentos... ¡¿cómo piensas que hace Stephen King?!
Saludos, siempre es agradable pasar a visitarte.

Anónimo dijo...

Cuentos dentro de otros cuentos... como las muñecas rusas.

Johan Bush Walls dijo...

Clara y Pepe: ¿Cómo creen que obtuve la historia?

Siempre es agradable tenerlos de visita en esta su casa de paja.

PROSÓDICA dijo...

Bueno don Johan, vengo cordialmente a comunicarle que estaré publicando en mi blog Tildando una serie de Judas Iscariote que le he dedicado a usted, en agradecimiento a sus relatos que me ha escrito y por que con base en sus "salmos" que de vez en cuando publica, presiento que le interesará el tema.
Ojalá quede bien con usted, abrazos y gracias.

la-filistea dijo...

Sonará repetitivo pero pensé parecido a Parsimonia. Aunque si tiene una segunda parte yo no me lo pierdo.
Faltaba más!

Gracias Johan por tu proyecto de cuentos pajeros donde venimos a verte . . . contar cuentos.

Salú

adriana rey dijo...

Mmmmm! es la primera vez que paso por aquí, pero... sin dudas vuelvo pronto! muy bueno!

Martín Gardella dijo...

Johan, decidí devolverte la visita y me llevé una muy grata sorpresa con tu blog. Te sigo para no perderme nada. Felicitaciones.

Caracola Light dijo...

jJAJAJAa
Muy bueno.

Final sorprendente

Johan Bush Walls dijo...

X: Eso del mal rollo no lo entendí, porque aquí en Guatemala tiene connotación negativa.

Nancy: El cuento de la abuelita asesina va camino a tener un lugar aparte en la literatura pajera.

Prosódica: Maestra que bueno tenerla por acá, más si viene con dedicatorarias y artículos interesantes, claro que siempre escribe usté cosas interesantes.

Les recomiendo visitar los blogs de la maestra Prosódica.

Filis: Maestra Filis, ya se le andaba extrañando en esta su casa de paja, gracias a vos por pasar siempre a leer.

Adriana: Bienvenida y te espero siempre por acá, es agradable compartir con más gente.

Martín: Que bien que hayas decidido venir, así se va compartiendo.

Recomiendo visitar el blog de Martín, tiene muy buenos relatos.

Soportándome: Aquí siempre habrá algo de lo que usté pueda reirse, lo invito a venir más seguido.

Sonrisa garantizada o le devuelvo su tristeza.

Salú, a todos, pue.

Anónimo dijo...

Mirá manito, la mera neta es que yo sé que pasó con esa fanta.
Así que no me andés con pajas, vaaaá.

El Esmaili

Anónimo dijo...

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