lunes, 7 de junio de 2010

Los niños de Caracas —1—

Mi BlackBerry hizo un ruido extraño, nunca antes había escuchado ese sonido, claro que recién la había comprado y era la primera vez que recibía un correo electrónico; brillante, pensé, porque sin querer apaché un botón que encendió una lucesita, así es, la maquinita también hacía las veces de linterna.

Utilizando todas mis habilidades tecnológicas pude abrir el correo, después de leerlo recordé la vez que estuve en Caracas, una ciudad que no es de mi gusto, pero no se puede rechazar la hospitalidad de una Miss Universo. Como parece que atraigo los misterios y luego no puedo parar hasta resolverlos, aquella vez resulté envuelto en el extraño caso del asalto a la tumba de Simón Bolívar.

Quince horas más tarde, ese fue el tiempo que me llevó abrir el correo, más otras quince horas, llegué a París, como todas las primaveras. Esta vez no iba de vacaciones, en el correo, además de los tickets de avión, pude leer una nota que decía: Señor Tipo Largo (ya se había hecho costumbre que la gente castellanizara mi hermoso apellido inglés), usted no nos conoce, necesitamos su ayuda, en la exposición ‘Viva la libertad’ de la Biblioteca Británica, en Londres, robaron un mechón de pelo de Simón Bolívar.

Era en Londres, pero había tiempo para una escala en París.

Continuará

Danilo Brownie

3 comentarios:

si, bwana dijo...

Intrigante relato. ¿Quién habrá cometido semejante osadía?
Espero, ansioso, la continuación.

FALSARIO dijo...

mmm yo también espero la continuación de estas letras, me tienes inmerso en tus palabras. (por si acaso yo cedo un mechón de mi pelo, por si hay que devolverlo)

www.falsario.org

Johan Bush Walls dijo...

Bwana: Hasta yo estoy intrigado maestro, a ver a dónde nos lleva el relato.

Falsario: Anotado maestro, por si hace falta reponer el mechón, mandaremos a alguien, tijera en mano, para que proceda.

Salú pue.