XX
No sean tomadas a mal mis palabras
es solo que algunas veces las cosas parecen tener doble sentido
Como cuando digo:
Inclínate ante mí
me pondré como roca
Saca lo que tengo escondido
es lo más parecido a mi espíritu
en tus manos lo encomiendo
Te gozaré y me alegraré
Porque has conocido mi aflicción
Entonces haré resplandecer tu rostro
enmudecerán tus labios
que sostienen cosas duras
Cuán grande eres
Podrás decir después
XXI
Unos vendrán y asaltarán la camioneta
otros tocarán la ventana del carro
sin bajarse de la moto
se llevarán tu cartera y tu celular (en el mejor de los casos)
Rendidos quedarán los extorsionadores
dormirán cansados
pero se levantarán con más fuerzas
Matará al malo la maldad
De seguro lo hará más fuerte
Muchas son las aflicciones del justo
pero de todas ellas las librará Jehová
El tono irónico es evidente, ¿o no?
XXII
Nada sano hay en mi carne
mis huesos se quiebran con facilidad
mi lomo está lleno de ardor (no de envidia)
estoy encorvado y molido
casi deforme
las mujeres no voltean a verme
A punto estoy de caer
que nadie se alegre de mí
Sé que vendrá el día en el que habré de levantarme
pero no será hoy
Así de mal me sientan las borracheras
Jonás Ungido
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3 comentarios:
Maese, esos sus salmos destilan erotismo y pecado, denotan que su alma ha sido atravesada por una enorme pena. Oh, maese, no resta sino resistir a los embates del mal porque ya ve que la luz que nos muestra el camino de la fe suele aparecer en los momentos de mayor penumbra, como manantial de agua viva en el desierto de Zacapa.
Ahora quiero invitarle a sujetar lo que tenga a su alcance con ambas manos y decir: "Oh, ten piedad de mí, no dejes que la tentación se acerque y se acurruque al lado de estas débiles carnes. He pecado y pecaré hasta el final de mis días, pero creo en tu misericordia. Creo que tu perdón es más largo que el látigo con el que merezco ser azotado hasta el fin de la eternidad. En tus manos encomiendo no solo mi alma sino mi cuerpo porque no solo de pan vivo sino de lo más mínimo que infinita omnipotencia puede darme.
Hoy quiero de nuevo renunciar a mi condición de apóstata para retomar el camino de la salvación.
Oh, oh, oh, ten piedaaaaad de este hijo ilégitimo tuyo.
Alabado sea el Gran Pajero en las alturas.
Maestro Maese: Le quedó un verdadero salmo pajero.
Salú pue.
Nel maese, esa fue más bien una epístola pajera.
Salucita y no tarde en volver.
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