La observé, la tarde era calurosa, de inmediato sentí el deseo de estar debajo de ella, era algo inusual en mi, nada que hubiera sentido antes se parecía al cosquilleo que recorría mi cuerpo, me hacía señas desde la esquina, me llamaba, sus formas resaltaban en la lejanía, hasta percibí un susurro en medio del estruendo de la música. Ignoraba porqué algo de ese tamaño me hacía salivar.
A pesar de las gotas de sudor que rodaban por sus mejillas, el rostro de los afortunados, que habían estado debajo de ella, exhibía, entre gestos de dolor, la dicha de haber experimentado el éxtasis, prolongado y dulce.
Sacudí mi cabeza, una, dos veces. Lorena notó que mi mano, aferrada a la de ella, temblaba y sudaba; me besó en los labios, preguntó si alguna vez lo había hecho; dije no.
Nada en mi pasado explicaba aquel deseo. La imagen de mi madre, sus regaños, sus advertencias, venían a mi mente, con claridad, pero no era suficiente, algo así jamás me había sucedido.
Mientras se acercaba, Lorena apretó mi mano, su sonrisa adquiríó un brillo diferente, era la apoteosis, la cumbre, el cenit, no encontré más sinónimos, mis ojos se llenaron de lágrimas.
Cuando quedó enfrente, estuve a punto de perder la razón, quise tomar el lugar de alguno de aquellos hombres que iban debajo. Lorena fue comprensiva, soltó mi mano y me abrazó, me vio fijamente y, con la voz más dulce que haya escuchado, dijo: De haber sabido que deseabas cargar, te hubiera comprado un turno.
La procesión pasó, los devotos siguieron detrás, la música se disolvió; hice una promesa, el otro año el viernes santo será distinto, seguiré el cortejo desde el inicio y cargaré el turno de honor.
Jean Pol Lepup
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
10 comentarios:
Sí, más le vale al personaje que cambie el orden.
jajajaja mmmm al principio, mmm, que mente mas shuca tengo yo
Ay, mi querido Johan, a veces tus cuentos me recuerdan un personaje de Héctor Suárez que siempre se está confesando y, por el orden en que va describiendo las situaciones, el padre, que tiene una mente cochambrosa, se va imaginando alguna situación XXX, y resulta que la mujer es más santulona que mandada a hacer.
Apapachos
Mucho erotismo en esta procesión.
A lo mejor soy una malpensada, ja, ja, aunque estoy casi segura de que fue tu intención.
Esteban: Vale la pena intentarlo, cambiar de vez en cuando.
Seth: Muchacho, en qué estabas pensando?
Nancy: Héctor Suárez, ta bien, debo merecer que comparen con él. "nuay, nuay".
Parsimonia: Hay cada gente rara, que se emociona con cosas como esa, una procesión, imagínate.
Salú pue.
johan te tengo una sorpresa, otro premio gracias por tus cuentos
http://sentimientosdelamor.blogspot.com/2009/03/premio-joia.html
¡Johan, yo que creí que me estabas copiando el estilo!...
aunque, te aseguro que hay quien se moja al cargar la procesión, hay cada parafilia relacionada con la religión, hasta la canción de la magdalena de la opera rock Jesucristo Superstar es taaan erótica.
Seth: Gracias maestro Seth, es usté muy amable, es un verdadero honor recibir el premio.
Nicté: Maestrísima Nicté, creo que es difícil copiar tu estilo, pero ahora que lo mencionás, un día de estos voy a hacer el intento.
Salú pue.
Que rápida es la mente! Y sucia también! Me gustó.
Aunque, reconozco, que me entusiasmaba otro final.
Saludos
Merli: Trataré de escribir, para otro cuento, un final que te entusiasme.
Salú pue.
Publicar un comentario