Ella repetía: Tú eres el padre. Él se quedaba callado, pensando,
viendo al bebé, como buscando rasgos propios. Ella decía que no buscara en su
memoria, que abrazara al recién nacido, así podría sentir la conexión de la sangre.
Él siempre estuvo enamorado de ella, pero dudaba, hacía nueve meses que no la
miraba.
Es tuyo, lo juro, repetía. Él recordó que aquella noche tuvo sexo,
pero fue con otra, de eso estaba seguro; así se lo mencionó. Tienes razón en
dudar, pero te juro que fui yo la de aquella noche, dijo mirándolo a los ojos.
Recuerdo que estuve con otra, pero ahora entiendo cuando dicen que el amor es
ciego, y veo que el niño es mi vivo retrato; tenemos que casarnos. Ella
suspiró.
Mandy Lon