Se puede decir
que estoy castigada. El editor de la sección lleva un año queriéndose propasar
conmigo, como no le he dado nada, entonces se las ingenió para trasladarme a
nacionales, ahí me pusieron a cubrir la nota roja.
Yo no sirvo para
eso, lo mío es la página de sociales, qué rico es eso de asistir a reuniones.
Por otro lado, los anfitriones tratan bien a los periodistas, con tal de salir
en la página social hacen cualquier cosa, además piden que uno les mande fotos,
apuntan sus nombres, aunque ahora ya no les gusta que se ponga el nombre
completo, por el miedo a las extorsiones.
Pequeñas molestias, un par de veces a la semana. El trabajo de redactar y pegar fotos no es
nada del otro mundo. Una beca. Ahora, heme aquí cubriendo la nota roja.
No niego que me
dio miedo, los bombazos fueron como veinte. Heridos por aquí, quemados por
allá, un montón de gente tomando fotos y grabando videos. Ya estaba terminando
la nota cuando me mandaron a cubrir una conferencia de prensa. Tenía que ver
con la explosión, por lo que el editor andaba acelerado: “Van a revelar
información importante, vayan y se vienen rápido, porque quiero la noticia
antes del cierre”.
El salón estaba
lleno, todo mundo había puesto sus cámaras hasta adelante y andaban
alborotados. Tocó que esperar, miraba el reloj a cada rato, porque tenía la
hora de cierre ya próxima. Yo iba
acompañada de la Heidi, la fotógrafa, una chava lesbiana que me lleva ganas,
pero es buena para tomar fotos. A veces la descubro viéndome las nalgas o los
pechos, hasta se enoja cuando los otros colegas me sacan conversación y miran
sobre mi escote.
El ministro de
gobernación apareció después de un buen rato. Puso una foto en la pantalla, se
miraba que había sido tomada de un carné universitario, tenía borrado el nombre
de la universidad, pero se veía claramente, en el fondo, el escudo de la misma.
Se trataba de un patojo normal.
Sin decir buenas
noches, o algo que se pareciera a un saludo, el ministro dijo: “Como todos
sabemos, hoy fuimos víctimas de una canallada, una tremenda amenaza a nuestra
libertad, un ataque contra el país más bello del mundo, nuestro país. Aunque no
hay un comunicado oficial y todavía nadie se ha adjudicado el atentado, tenemos
información que nos lleva a sospechar que se trata de los, recientemente
descubiertos, nexos que Al Qaeda tiene con la mara salvatrucha”.
Casi suelto la
carcajada, el salón se llenó de murmullos y se veía a muchos tapándose la boca
y mirando hacia abajo. El ministro
prosiguió, lo siguiente que hizo fue describir al de la foto: "Parece ser
que su familia tiene una larga historia de violencia, uno de sus tíos fue
miembro de una célula de la guerrilla”.
El ministro se
quedó callado, mientras tanto pusieron un video, en donde se podía ver que el
joven de la foto levantaba un tambo de gas propano y lo subía por la puerta de
atrás de un bus del transporte público.
"Este es el momento en el que el terrorista, descaradamente, le
pasa la bomba incendiaria a su cómplice suicida, quien aún no ha podido ser
identificada".
Como si no
bastara con las palabras del ministro, un colega que estaba sentado a la par
mía, después de darme un pequeño golpe con el codo, susurró: "Vos, sabías
que esa empresa de gases tenía una demanda, hace unos meses hubo una explosión
en sus instalaciones, se murió un empleado, también han sido demandados porque
los tanques que venden chingaron el equipo de varios clientes, parece que sus
productos son desechados en otros países, ellos los compran como basura, pero
aquí los venden como nuevos". No me
extrañaría, le dije, sin ponerle mucha atención, porque el ministro seguía
hablando.
"En los
próximos días estaremos informando de la detención de algunos cómplices que ya
hemos identificado, no quiero adelantarles mucho, para no entorpecer la
investigación, pero esta célula guerrillera, fundamentalista y mahometana, ha
logrado implicar a algunas de las mejores familias del país".
Cuando terminó
la conferencia Heidi se veía extraña, tenía cara de quien se está aguantando la
risa, sólo atinó a decirme: "vos, ese maje está verdaderamente
loco". Al rato apareció Leonel, mi
dolor de cabeza, mi ex novio, llegó solo para decir: "Vos, ese chavo vive
en tu colonia, yo lo conozco, te encargo que tengás cuidado".
Finalmente
salimos del salón, nos fuimos para el periódico, Heidi y yo, a terminar de
hacer la nota. Más tarde, mientras nos echábamos un café, vimos la versión televisada
de la conferencia. El noticiero hablaba del sanguinario y despreciable
guerrillero fundamentalista mahometano y su cómplice suicida.
Continuará
Rubén a secas.
Rubén a secas.
2 comentarios:
salu2 Maese
Salú pue.
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