martes, 26 de mayo de 2009

La novela del martes -Capítulo 6-

Previously

La primera hora y media del sábado transcurrió de forma normal, la oscuridad siempre ha dado pretexto para hurgar en lugares que no se alcanzan a plena luz del día. Luis Pedro Javier estaba adolorido, pero sabía que le esperaba la hora de la verdad. Los demás buscaban encontrar el placer de un orgasmo, que en el caso del extraño del carro en las afueras del motel de la Roosevelt era un rogasmo. Algunas preguntas flotaban en el ambiente.

– CAPÍTULO 6 –

Julia Eulalia Pancracia consiguió quedarse dormida, no tuvo un sueño húmedo, tampoco tenía un juguetito con el cual pasar el rato, ella simplemente se durmió. Luis Pedro Javier, finalmente, logró conciliar el sueño, después del orgasmo de doña Consuelo Esperanza Trinidad, hasta entonces el silencio fue absoluto; él soñó que era un príncipe que tenía un tesoro escondido, a quien una ogra lo estaba persiguiendo, en algún momento sintió su mordida, pero luego se dio cuenta que se había prensado la mano entre la cabecera de la cama y la pared. Julio Jorge José no supo más, no tuvo ningún sueño, pero al despertar quería pensar que todo era una pesadilla; estaba sentado en la banqueta, sin ropa y con moretes en el cuerpo. A la pareja del motel se le escuchó decir: Padre, lo hace usté divino. Alberto, puedes decirme Alberto hija mía. Ya que estamos presentándonos, entonces yo soy Rosa Claudia Susana, pero me dicen Chuchis. Angelina y Brad no pararon, pero fue inútil, así le dijo ella a él, eres un inútil; porque no pudo embarazarla. Los vecinos de Luis Pedro Javier discutieron toda la noche, al final solo se escuchó un leve ¡uh!. Doña Úrsula Clotilde Mesalina amaneció en vela.

Todo sucedió entre la 1:30 y las 07:00 horas, pero el día estaba por empezar y nuestro héroe se preparaba a enfrentarlo.

Lucía María Gabriela desayunó liviano: cuatro huevos fritos, una maletita de frijoles volteados, plátanos cocidos, medio cuarterón de queso fresco, su moshito con pan de manteca, café y tres panqueques; tenía que alistarse para ir por su amado, aunque ya tenía en mente la iglesia en la que se iban a casar, ella quería llevarlo a conocer.

Luis Pedro Javier recibió una llamada, se bañó, se vistió, escribió una nota y salió a toda prisa, sin decir nada.

Los doscientos metros que la separaban de su casa y la del amor de su vida le parecían interminables, cuando por fin llegó tocó el timbre y la puerta fue abierta por Doña Consuelo Esperanza Trinidad.

—¿Qué querés?, no vas a entender nunca, ya te dije que dejés en paz a mi hijo.

—Mire señora, yo vengo a buscarlo porque voy a tener un hijo de él y nos vamos a casar, y ahorita vamos a ir a apartar la iglesia.

Los pensamientos se le agitaron, como un mar; por un lado sintió alivio al saber que su hijo no era gay, claro que ella no tenía nada en contra de los gays; también se vio cargando al nietecito; pero odiaba pensar que sus sueños serían cumplidos por la mujer que detestaba, la hija de quien se había quedado con el hombre de su vida. En ese momento algo la apremiaba, por eso accedió a llamar a Luis Pedro Javier; subió a su habitación, tocó un par de veces, al no recibir respuesta empujó la puerta y entró; descubrió la nota, fue terrible la impresión que se llevó, entonces bajó corriendo.

—¡No está, mi hijo se fue, vos tenés la culpa!

—¡¿Qué dice?! ¿de qué habla? No pudo haberse ido solo así, tiene que haber una explicación.

El hombre que dormía en la habitación de Doña Consuelo Esperanza Trinidad despertó al oír los gritos y se asomó.

—¿Qué está pasando?

—¡Puta papa! ¿y usté qué hace aquí?

Doña Consuelo Esperanza Trinidad explicó que no había encontrado a su hijo, que se había ido sin avisar y que sólo había dejado una nota.

¿Qué habrá sido de Luis Pedro Javier? ¿Qué habrá escrito en la nota? Si alguno se pregunta qué hacía el papá de Lucía María Gabriela con Doña Consuelo Esperanza Trinidad, la respuesta es obvia. ¿Ganará el Barsa la champions? ¿Habrá ido al cielo Benedetti? No se pierda el final de la primera temporada de su novela del martes.

Corina Tallada

jueves, 21 de mayo de 2009

Ángeles y demonios o ranas sagradas

Pensaba que encontrar un cuerpo con mensajes cifrados sólo pasaba una vez en la vida; creo que menosprecié a la vida, heme aquí frente a un cuerpo doblado de tal manera que simula la forma del número dos.

Al lado del cadáver había una muchacha delicadísima, su cuerpo se veía tan frágil que parecía un sueño; de nuevo la fortuna me sonreía, como ya era costumbre. He aprendido que las tiernas doncellas, cuyos padres y abuelos han sido asesinados por sectas demoníacas, que se creían extintas o perdidas, suelen ser emocionalmente frágiles y una vez resuelto el misterio quedan listas para un buen revolcón.

Al ver el cuerpo surgieron muchas dudas; podía decirse que se encontraba en posición de oración, con las rodillas dobladas, aunque la espalda se arqueaba de forma grotesca, demasiado; supuse que le habían quebrado las vértebras, yacía sobre un costado, tenía la cabeza metida hacia abajo; un dos perfecto, las nalgas tocaban los tobillos.

El detective asignado movía la cabeza, incrédulo: señor Tipo-largo, dijo, castellanizando mi hermoso apellido inglés, me parece que esto es un número más en la larga lista de fechorías que este grupo ha cometido. ¿Acaso el detective sabía quienes eran? Pintado en la pared se veía un enorme: Hechizatti, y una flecha que señalaba al cadáver. Una carta encontrada sobre el cuerpo decía: si ¿y qué?, fuimos los Hechizatti y volveremos.

La mujer sollozaba violentamente, mientras el detective repetía: "Como puede ver un grupo de fanáticos se hace responsable, no hay más que hacer aquí; señor Tipo-largo, no se necesitan sus servicios. Giré la cabeza para ver a la bella llorosa, al tiempo que dije: disculpe señor detective, pero creo que se equivoca, para mí el trabajito tiene la marca indeleble de la brutal mara salva-ranas; el paliacate dejado en la escena del crimen pregona que fueron ellos.

Me dispuse a explicarle al detective: La mara salva-ranas es una sociedad secreta, fundada en los albores de la civilización maya, sus vestigios pueden verse en cientos de formas antropomórficas de ranas dejadas en los altares, con el tiempo se extendieron a otras culturas, muchas de las mal llamadas cabezas olmecas son en realidad ranas.

El detective se acerco y me dijo: yo solo conozco a los salvatruchas usté. No tenía tiempo que perder, todo indicaba que la vida de la bellísima doncella corría peligro, el paliacate era símbolo usual de los salva-ranas, una mara peligrosa que sacrificaba doncellas a los dioses mayas en un cenote, cerca de Yucatán.

La doncella accedió a acompañarme en mi búsqueda de los salva-ranas. La primera parada, en la terminal de buses, me permitiría ver con mis propios ojos a los comedores de revolcado, extraños seres que ingerían una dieta compuesta de vísceras y rostros de cerdo, revolcados en una salsa condimentada. Estábamos tomando una cerveza, cuando en un abrir y cerrar de ojos la bella inocente fue raptada.

Sabía que estaba cerca de los salva-ranas, era cuestión de seguir el reguero de pistas que dejaron. Las investigaciones me llevaron al kilómetro uno; ahí mismo, en el suelo, encontré el símbolo que necesitaba para ubicar al criminal que habría de llevar a la doncella a Yucatán, no sin antes hacerla recorrer los sitios de peregrinaje que los salva-ranas habían destinado en la ciudad.

Al filo de la media noche me balanceaba, como Cuasimodo, en el techo del centro cultural, desde ahí pude ver el estanque del teatro, de inmediato alcance a ver que una rana sonreía en el fondo. Ese era un antiguo lugar al que los albañiles que aspiraban a ingresar a la mara salva-ranas llevaban doncellas, el estanque era la representación del cenote sagrado.

Ahí estaba ella, hermosa, iluminada por la luna, la arropé y entre sollozos me dijo: no me llevaron al cenote sagrado, aquí me dejaron abandonada, descubrieron que no era virgen.

Los salva-ranas habían desaparecido. Decidí que no me importaba la virginidad de la doncella, nos escondimos entre los pasillos del teatro; ella agradeció, con toda su humedad, que la hubiera rescatado.

Al día siguiente, al abrir el correo electrónico, un anuncio de Google llamó mi atención: salva a las ranas, salva al mundo, tú eres el próximo. Supuse que volvería a encontrármelos.

Danilo Brownie

martes, 19 de mayo de 2009

La novela del martes -Capítulo 5-

Previously

La intervención milagrosa de la hermanita de Lucía María Gabriela salvó a Luis Pedro Javier de pronunciar alguna palabra que lo comprometiera, eso le dio la oportunidad de escapar; su mente alcanzó a inventar una mentira que le permitió salir corriendo, dejando atrás la marca de su olor. Cuando salía detuvo la mirada en los ojos de una chica sencilla, ella vestía ropa de sirvienta y tenía una escoba en la mano, no había de otra, era la sirvienta.

– CAPÍTULO 5 –

Al llegar a su casa, Luis Pedro Javier corrió al baño, las ganas le estaban ganando; hizo lo que tenía que hacer, luego buscó alcohol en el botiquín, mojó un pedazo de papel higiénico y de esa forma limpió sus heridas. Al abandonar la casa de Lucía María Gabriela tropezó en una grada, se levantó de inmediato, adelante volvió a tropezar, lo hizo al menos cuatro veces más. Al estar frente al espejo vio que tenía raspones en la cara y en los brazos, también sentía dolor en las rodillas; pensó que Dios lo había castigado por haber dicho una mentira, el dolor en los pies hizo que viera hacia abajo, fue ahí cuando notó que tenía las agujetas desamarradas.

El sábado estaba por llegar, muchas cosas sucederían ese día (Todos los sucesos están ajustados a la hora local).

00:01 En casa de Lucía María Gabriela, en la habitación de servicio:
—Que hombre más shuco, se me quita el sueño cuando recuerdo como me vio, casi me desnuda con la vista.

00:01 En casa de Luis Pedro Javier, en su habitación:
—Ojalá que hagan efecto las pastillas, no aguanto el dolor, además no puedo quitarme de la mente los ojos de esa chava, pobrecita, yo creo que tiene conjuntivitis, fea la cerota.

00:15 En una cantina del centro histórico:
—Todostabien, pero no, no, no, no, ¿cóm utass vastar bien, miejor, hic, migo seacasarconesaproechada, no, no, no, no.

00:30 En las afueras de un motel de la Roosevelt:
—Va pues, ya no se resista, desde las siete de la noche que la estoy rogando, entremos, ¿qué le puedo hacer que no le hayan hecho antes?

00:45 En la casa de los vecinos de Luis Pedro Javier, en la habitación principal:
—Ay, ay, así, así, rico papi, dame más, más, ummm.

01:00 En una lujosa mansión, alejada de los paparazzis:
—Brad, quiero muchos hijos, pero ya no quiero adoptar más, deseo estar eternamente embarazada.

01:15 En casa de Luis Pedro Javier, en la habitación de Doña Consuelo Esperanza Trinidad:
—Príncipe, penétrame con toda tu realeza, soy tu duquesa, pero quiero ser tu princesa.

01:15 En casa de Luis Pedro Javier, en su habitación:
—Alaputa, esa mi mamá ya se está pajeando otra vez, con lo caliente que es, yo no sé por qué no se consigue un su traido.

01:30 En casa de Lucía María Gabriela, en la habitación de Doña Úrsula Clotilde Mesalina:
—Qué se habrá hecho ese hombre, ya agarró carretilla de no venir a dormir los viernes.

01:30 En las afueras de un motel de la Roosevelt
—Entremos pues, ya me convenció, además tengo ganas.

01:30 En la casa de los vecinos de Luis Pedro Javier, en la habitación principal:
—Ya apagá esa tele vos, siquiera que aprendieras algo, no que sólo te montás y ahí va el chorrito.

La noche transcurría a ritmo lento, cada quien en lo suyo.

¿Qué nos deparará el resto del día? ¿Alguno habrá logrado conciliar el sueño? ¿Alguien habrá tenido un orgasmo? ¿Cuál será el paradero del papá de Lucía María Gabriela? ¿Será el padre Alberto quien está en las afueras del motel de la Roosevelt? Descúbralo en los siguientes capítulos de su novela del martes.

Corina Tallada

lunes, 18 de mayo de 2009

Cadáver sobre el asfalto un viernes por la noche

Los ojos salieron de sus órbitas, las manos mutiladas quedaron a dos metros de distancia del cuerpo, de la cabeza mana un río de sangre, incontenible; si se aguza la mirada es posible ver que las uñas fueron desprendidas, esos pequeños chispazos blancos, alrededor de los dedos, son los pedazos, fueron colocados ahí a propósito; las incisiones en el pecho son limpias, como trazadas con bisturí; por el color de la cortada del vientre se adivina que fue hecha antes de separar las piernas, con poca prisa; de los pies no se puede decir mucho, el peso que los machacó dejó solo una masa sin forma.

Escuché con atención, abrí los ojos lo más que pude, quise utilizar los cinco sentidos, ojalá hubiera tenido seis, finalmente me dije: jamás entenderé el arte abstracto.

Chicho Palanuca

jueves, 14 de mayo de 2009

De la serie el escritor se pone fantástico -1-

Mi padre me decía: no creas en la verdad de la escritura, porque finalmente el escritor se enseña a sí mismo a mentir, mientras escribe su propia verdad, claro está.

Algo así como Pinocho, quien pudo ser un escritor innato, pero de palo y como muchos de nosotros, los escritores, Pinocho también huyó de casa para tener aventuras que hubiera podido contar, aunque finalmente quien disfrutó más de las aventuras fue Gepetto, quien en la película de Disney fue tragado por una ballena. Eso acaso pudo haber sido una distorsión del cuento original, pero finalmente es la visión del cineasta y es válida porque es fruto de otro mentiroso.

Volviendo a Pinocho, por no decir volviendo a la escritura, todo está en no creerse tanto el cuento de la verdad cierta del escritor, que no es para nada la verdad que más vende. Muchas veces también el escritor debe crear una mentira más real para vender más libros. De ahí que surja el testimonio como instrumento de la literatura para mentir, pero basándose en una historia real; mejor si eso coloca al escritor en posición de tener injerencia en la historia del país y que su lucha logre que podamos disfrutar de un mejor lugar para vivir.

Otro día recordaré más anécdotas que dieron lugar a otros libros míos, por hoy es todo, me agota esto de volverme fantástico.

Carlitos Colocho

martes, 12 de mayo de 2009

La novela del martes -Capítulo 4

Previously

Al grito de Doña Consuelo Esperanza Trinidad, Luis Pedro Javier bajó a desayunar; ella estaba terminando de ver las noticias de la farándula y se disponía a subir a tender la ropa; no sin antes recordarle a su hijo lo mucho que deseaba tener nietos; las palabras de su madre repicaban en sus oídos, pero en realidad era su celular; al ver que la llamada era de Lucía María Gabriela el mundo se le vino encima, pero en realidad era un bote de leche que le cayó en la cabeza.

– CAPÍTULO 4 –

Lucía María Gabriela volvió a llamar, no una vez, fueron unas cincuenta veces, llamó al celular, llamó a la casa, llamó al trabajo, llamó a los amigos; al ver que Luis Pedro Javier no respondía fue a buscarlo a su oficina, eran las 10:00 horas cuando llegó, él no la pudo atender, ella no tuvo inconveniente en esperarlo hasta que terminó la jornada, eran las 18:00 horas cuando finalmente salió; corrió hacia él y con la mayor de las ternuras lo abrazó, lo besó y se lo llevó a su casa, había preparado una cena para presentarle a sus padres.

—Así que este es el mentado Luis Pedro Javier

—Para servirle Doña...

—Ursula Clotilde Mesalina, así me llamo jovencito. Y ¿entonces?, la nena me estaba contando que usted la adora, que se quiere casar con ella, ¿para cuándo la boda?

El sudor empezó a correrle por la frente, como si fueran las cataratas del Niágara; debajo de las axilas se podía ver como el más feroz río de aguas negras se desbordaba, eran casi las siete y media de la noche y el desodorante había dejado de hacer efecto, hasta sentía los pies chapoteando dentro de sus zapatos; los labios le temblaban y no pudo hablar.

—Todavía no tenemos fecha mami, pero mañana vamos a ir a ver iglesias y anillos, ¿verdad mi vidita?

El olor inundaba toda la sala, Luis Pedro Javier no dejaba de sudar y seguía sin poder articular palabra; además, si decía algo sabía que lo lamentaría el resto de su vida. Una voz chillona interrumpió la conversación.

—Mamita, mamita, dicen en la tele que los Jonas Brothers van a tener un programa como el de Hannah Montana, que será muy divertido, vení, vení, te voy a enseñar.

Cinco segundos pasaron, entonces la criatura que emitía aquel sonido estridente se tiró al suelo, pataleó, mentó madres, lloró y gritó hasta quedarse sin aliento, por lo que Doña Ursula Clotilde Mesalina tuvo que acompañarla a ver la tele.

—No le hagas caso mi amor, es la Ursulita Clotildita Mesalinita, se llama igualito que mi mami, pero le decimos así para diferenciar.

Luis Pedro Javier suspiró profundo y sacando fuerzas de flaqueza, como ahogando un grito, dijo:

—¡Ijuelagranputa! Ahora que recuerdo, tenía que pasar a recoger a mi hermanito, mirá la hora que es ya, mi mami me va matar, me tengo que ir, me despedís de tu madrecita.

—Ay no mi amor, andate entonces, no me quiero quedar viuda antes de tiempo.

Aprovechó el momento y salió disparado, en el pasillo se cruzó con una chica sencilla, ella tenía una escoba en las manos y vestía ropa como la que usaba la servidumbre en las novelas mexicanas; la vio a los ojos por unos segundos, hasta que fue interrumpido por la voz de Lucía María Gabriela.

—Da permiso vos cerota, cuándo no la Julia Eulalia Pancracia, siempre metiéndose en lo que no le importa.

¿Le habrá gustado Luis Pedro Javier a Doña Ursula Clotilde Mesalina? ¿Saldrán a buscar los anillos y la iglesia? Para los que se preguntan si Luis Pedro Javier llegó a tiempo para recoger a su hermanito, se les recuerda que él es hijo único, o sea que mintió. ¿Se irá al infierno Luis Pedro Javier por haber mentido? ¿En dónde estaría el papá de Lucía María Gabriela? ¿Qué fue lo que vio Luis Pedro Javier en los ojos de Julia Eulalia Pancracia? Descúbralo en los próximos capítulos de su novela del martes.

Corina Tallada

jueves, 7 de mayo de 2009

Cuatro micro-relatos

1

Se fue a dormir con la esperanza de repetir el sueño de la noche anterior, estaba convencido que, de suceder, ahora sí se haría realidad.

Extendió los brazos, como desperezándose, toco unas paredes membranosas, advirtió que flotaba en un líquido viscoso, entonces despertó dentro del estómago del dinosaurio, pero Monterroso no estaba ahí. Sólo la mitad de su sueño se hizo realidad.

2

Destilaba veneno por su pluma, de eso nadie tenía duda. Lo que todo mundo se preguntaba era si su muerte había sido a propósito o accidental.

3

La torre de ese castillo se parece a la cosa del hombre; aquel pez es igual a lo que mi hermanita tiene en medio de las piernas; Pinocho está teniendo una erección en plena cara; ¿por qué se sienta el hada Campanita en la nariz de Pinocho? Yo lo sé.

Ay hijo, parece que a tus dieciocho años ya es hora de dejarte ver películas para adultos.

4

El infiltrado hizo la señal, los demás se vieron unos a otros, quedaron en silencio absoluto; pasaron cinco minutos, se antojaba inhumano mantenerlo ahí, el cambio se hizo obligatorio, sin él la remontada era imposible, los locales resignaron el título.

Dino Doblado
Para el maestro que escribe los cuentitos
El texto 1 es un cuento pajero que le debía, pago mis deudas; los textos del 2 al 4 fueron motivados por un micro-relato de Dublín.

martes, 5 de mayo de 2009

La novela del martes -Capítulo 3-

Previously

Mientras Lucía María Gabriela revelaba a la Chuchis, su mejor amiga, que la primera parte de su plan estaba concluido, Luis Pedro Javier recibía consejos de su mejor amigo, así es, él también tenía un mejor amigo, cosa que lo hacía inmensamente feliz porque nunca tuvo perro.

– CAPÍTULO 3 –

(Con acento español) Angelina Jolie ha desistido, por el momento, de su idea de adoptar otro niño, según parece el rechazo que sufriera Madonna surtió algún efecto en ella, pues semanas atrás había manifestado su intención de hacer más grande la familia; cuando se le preguntó si su decisión tenía que ver con los rumores que decían que las cosas andaban mal con Brad Pitt respondió: todo es falso, él es el hombre de mi vida.

—Que de a huevo la Angelina, como ella ni cuida a los patojos, así quien no tiene tantos hijos.

Doña Consuelo Esperanza Trinidad gustaba de ver noticias de la farándula mientras preparaba el desayuno, prefería el acento de la televisión española y estaba bien enterada de los noviazgos y andanzas de los príncipes; siempre era la primera en levantarse y uno de sus mayores placeres era gritarle a su hijo para que bajara a tomar los primeros alimentos del día.

—Luis Pedro Javier, Luis Pedrito Javieeeerr, ya está servido el desayuno mijo, bajá que se te va a enfriar.

Si había algo que Luis Pedro Javier odiaba eran los gritos de su madre, pero jamás se animó a decírselo, además detestaba su comida. Bajó corriendo, porque si la hacía esperar le daba un sermón, una puteada pues.

—Ay mijo, ya tenés esas grandes ojeras otra vez, eso es de mucho pajearte, deberías de conseguirte una tu novia hombre, ya quiero nietos; pero ni se te ocurra engazarte con la cualquiera esa, ya sabés de quien te hablo, de la Lucía María Gabriela.

—(Ya va a chingar con eso otra vez, si supiera que pronto sus sueños se harán realidad) Cómo cree mamita, lo que pasa es que no pude dormir bien, sentía algo trabado en la garganta, y mire que después de dos horas de toser que escupo un pedazo de papel.

—Bueno mijo, voy a ir a tender el chingo de ropa que lavé, que Dios te cuide y no vayas a venir muy tarde, y tampoco vayas a andar contando que ya te di tu herencia, cuidá tus quinientos dolaritos; ya viste que hay que tener cuidado con las apariencias, hasta maricón le salió el yerno al rey de España, ese Marichalar que anda con unos mantones de manila de película.

Imitando el acento español y moviendo las enaguas, doña Consuelo Esperanza Trinidad subió a la terraza a tender la ropa.

Las palabras de Doña Consuelo Esperanza Trinidad quedaron repicando en los oídos de Luis Pedro Javier, luego se dio cuenta que era su celular el que sonaba; en pantalla aparecía el número de Lucía María Gabriela, lo vio y el mundo se le vino encima otra vez, luego se dio cuenta que lo que le había caído encima era un bote de leche; no pudo responder la llamada, solo alcanzó a decir:

—Puta, cuando aprenderá mi mamita a poner bien el bote de leche, es la quinta vez que me cae encima.

¿Volverá a llamar Lucía María Gabriela? ¿Cuál será el motivo de su llamada? ¿Alguna vez se dará cuenta Luis pedro Javier que lo del bote de leche es pura gana de chingar de Doña Consuelo Esperanza Trinidad? ¿Lograrán arrancar alguna carcajada del público los Jonas Brothers? No se pierda el próximo capítulo de su novela del martes.

Corina Tallada