lunes, 18 de febrero de 2008

María y el Ángel

Ángel: ¿Estás allí María?

María: Si ¿quién eres?

Ángel: El ángel del profeta Jeremías

María: ¡Aaaaahhhh!
Un ángel del señor me visita en mis horas de agonía...
¿Quién te ha enviado?

Ángel: El profeta Jeremías dije.
Tiene tiempo de no hacer apariciones públicas y quiere volver a figurar, a recuperar la fama que tuvo en sus mejores días.

María: ¿Y quién es ese profeta? ¿El de ciudad de Dios?
Dile que tiene en mí a una humilde servidora...

Ángel: No, ese es un tal Luna, él cree que ya llegó al cielo porque tiene un avión. Jeremías es un sobreviviente de las sagradas escrituras. Es un anciano profeta, algo llorón él.

María: Ah, que bien. Mira, necesito una profecía. Quiero saber si tienen cura mis males.
Me mantengo con la boca amarga, reseca...

Ángel: Eso es falta de convivios, la solución es un poco boj o en su defecto cusha sanmartineca zompopera.

María: ¡Aaaahhh! pero ¿eso no tiene efectos secundarios?
He visitado tantos doctores y tomado tantas medicinas, que ya no se si seguir confiando en ellos o buscar un brujo

Ángel: ¡¿Estás dudando del profeta?!
¡Mujer de poca fe!

María: ¡Perdón! ¡Perdón!
Tienes que comprenderme, hace tanto tiempo que voy de mal en peor...

Ángel: No, el profeta no puede comprender, sólo hace milagros, se le hace más fácil que comprender a los humanos, pero aquí entre nos...yo tengo un mal similar

María: Bueno, entiendo

Ángel: Pero hace poco, que bajé a la tierra, así como si nada, me tope con la uña de gato
Y me ha funcionado, pero no le digas al profeta.

María: ¡Jejejejeje! ¡que chilero! ahora guardo los secretos de un ángel.
¡El Señor me ha bendecido!

Ángel: Ni tanto, verdaderos secretos son los que guardan los cabezones de allá arriba. Ni te imaginas las grandes parrandas que arman cada fin de siglo, que para ellos es como un segundo, luego a nosotros, los ángeles, nos toca limpiar todo y como comprenderás, toman el universo como pista de baile; se pone peor cuando invitan a dioses y profetas de religiones vecinas, ese si es un despelote.

María: Pobrecitos.

Ángel: Oye, en forma confidencial, porque me caíste bien, te voy a dar el link de las profecías de Jeremías.

María: De la emoción sufrí un pequeño desmayo, pero ya volví...Visitaré esa página en cuanto pueda salir de la cama.

Ángel: Es la reacción de los mortales, algo normal, por eso salgo sin alas, además evito que me pidan que vuele y cosas por el estilo; eso le sucedió a Gabriel hace un par de milenios

María: ¿Y en donde las dejas guardadas?

Ángel: Tengo una paquetera nueva, la compre en mis últimas vacaciones, durante el oscurantismo, las dejo colgadas detrás de las puertas del cielo, san Peter les hecha un ojito.

María: Eeeehhh... ¿y no será mucho abuso, dejar al pobre viejito de encargado? Deberías buscarle un ayudante...aunque, ahora que lo pienso, en estos tiempos no ha de haber mucho trabajo allá arriba, abunda la gente mala y pecadora.

Ángel: Pues, la verdad, no tiene tanto trabajo, no llegan muchos al cielo hoy día, pero allá con Luz y Fer si llega mucha gente, me imagino que es por la publicidad.

María: A los pobres, que somos buena gente, nos miran raro y nos hacen mala cara. Nos va muy mal...

Ángel: Allá tenemos cielo acorde al bolsillo de todos y para los pobres, por ser pobres, existe una tarifa especial. El que quiere azul celeste que le cueste, es el lema. El problema es que la entrada al infierno es gratis y esta plagada de buenas intenciones.

María: mmm...

Ángel: Eso es competencia desleal

María: Sí, verdad, fui mucho tiempo vendedora y tenés razón, la competencia friega mucho

Ángel: Pero que podemos esperar de luz y Fer

María: Mientras más pisto, más fácil acabar con nosotros los pequeños, por eso ahora vivo del empeño, la gente me viene a empeñar sus cosas y ahí les voy ganando algo. Como no retiran sus joyitas o trastecitos, pues las vendo en el mercado o en las tiendas de antigüedades.

Ángel: Interesante

María: Mi único hijo vive en los Estados, así que me manda mi mensualidad para que no me muera de hambre, lo crié a pura venta de ropa, nueva y usada.

Ángel: Algo así se debería implementar para las almas, ustedes los humanos tienen buenas ideas, "remesas para comprar un pedazo de cielo", es un buen lema, “remesas para comprar un pedazo de cielo”, es un buen lema ( ya lo dije una vez). Es que se me cruza el idioma de los ángeles, desde Babel he tenido ese tipo de problemas

María: Vaya que hablo español. Fíjate que antes, allá en mi pueblo, hablaba lengua, pero me vine a la capital, se me hizo fácil aprender la castilla y casi no se me nota el hablado de india.

Ángel: Y a mi no se me nota el acento de ángel, ¿verdad?
Allá tenemos una escuela donde se enseñan 4,000 idiomas en tres meses, con una serie de 60,000 casetes, 8,000 DVD y 125,458 libros de idiomas de todo el mundo.

María: ¡Alagran!, ustedes le ganaron a CALUSAC. Deberían venirse a Guate, para que la gente no se complique tanto con eso de los idiomas, ¿Combinan todos los métodos o uno tiene que escoger?

Ángel: No, simplemente lo hacemos como loros, nos subimos a una estaca, sacudimos las alas y repetimos las frases

María: O sea que cualquiera aprende con ese método. Insisto, deberían de asesorar a los de CALUSAC. No creas, aquí humildita como me miras, sé mis cositas. Mi hijo me pagó un curso, porque me quería llevar con él a los Estados; pero no me hallo por allá... aquí era fácil hablar el inglés, porque te dicen las cosas despacio.

Ángel: Y ustedes ¿cómo viajan?

María: Uy, la forma más fácil y rápida de llegar es por avión, pero se necesita visa, aunque a mi me da miedo.

Ángel: ¿La visa o el viaje?

María: Sólo viajé una vez, pero no me gustó, me da miedo el avión, peor si hay tormenta, uno siente como que va en aquellas carreteras empedradas de mi pueblo. Fui una vez, mi hijo consiguió una carta de sus jefes, que me invitaban a visitarlos a su casa en Los Ángeles, mira que casualidad, pero que miedo. Cuando uno llega, ahí si que puro Babel. La gente habla revuelto y tenía que estar preguntando; revuelven el español con el inglés, el mexicano, el guatemalteco y a veces hasta el cubano o el puertorriqueño, aunque éstos últimos menos.

Ángel: ¿Cuál es el peor?

María: Yo digo que el mexicano.

Ángel: ¿por qué, guey?

María: Porque la gente de aquí se pone creída y habla así como hablaste ahorita.

Ángel: No manches.

María: Y después dicen que vienen de los Estados y sólo vienen con cara de mexicanos.

Ángel: Oye me tengo que ir, después platicamos, me llamó el tenazudo, creador de los cielos y la tierra, el universal, el que creó el mundo en seis días, sin ayuda de nadie, el que descansó el séptimo día; me llama porque de plano se le apagó la compu y no pudo volver a encenderla. .

María: Bueno, a ver cuando me visitas de nuevo. Gracias por tus consejos y por la plática.

Ángel: Lo sabrás cuando caiga una estrella y el cielo se torne rojo, de plano te hecho una llamadita.

María: Gracias, ángel del profeta Jeremías. Alabado seas…

Jonás Ungido

2 comentarios:

la-filistea dijo...

Jajaja!!
Esta divina conversación si fue tremenda paja.

Johan Bush Walls dijo...

Filistea: Mujer de poca fe, la conversación es real, si no pregúntale a Cash, él ha tenido muchas de esas conversaciones.